MIÉRCOLES 05 DE OCTUBRE DE 2016
PARÍS.- Oficialmente, el mayor Sergei Tchupov nunca formó parte de los efectivos militares rusos enviados a Siria.
Veterano de la guerra de Afganistán en la década del ochenta y de la intervención rusa en Chechenia, transferido a la 46» Brigada del Ministerio del Interior de Rusia, ese ex oficial de 51 años habría hallado la muerte en la región de Aleppo en enero pasado, según testimonios de sus amigos publicados en las redes sociales.
La lápida sobre su tumba, en un cementerio en los suburbios de Moscú, cubierta de homenajes de sus camaradas, indica el 8 de febrero.
Como Tchupov, gracias a la experiencia adquirida en terrenos difíciles, centenares de ex militares rusos se han transformado en mercenarios, contratados por sociedades privadas.
Desde hace meses, en el mayor de los secretos, esos "perros de la guerra" realizan operaciones en el terreno en estrecha colaboración con las fuerzas rusas y sirias en aquel país.
Como Sergei Tchupov, decenas de ellos habrían perdido la vida en los combates, sin que nadie sepa, nunca, qué les sucedió.
Otros siguen con vida. Como Vitaly. Nombre de guerra: Prizer. En su foto de identidad publicada en Skype posa con un fusil-ametralladora.
A los 44 años, después del ejército y las fuerzas especiales del FSB (ex KGB), donde fue "instructor para la preparación táctica" hasta su retiro, comenzó una nueva vida militar que lo llevó a Irak, el golfo de Aden y el océano Índico.
Los diarios evocaron el tema numerosas veces: el Kremlin habría promovido una suerte de "ejército privado", a imagen y semejanza de los "Blackwaters" norteamericanos que intervinieron en Irak, conocidos con el eufemismo de "contratistas".
En Rusia esas milicias son, sin embargo, totalmente ilegales. Según la ley, sólo el Estado puede desplegar fuerzas militares. La actividad mercenaria es pasible de una pena de prisión hasta de 15 años.
Cambio de escenario
En marzo, el sitio Fontanka.ru relató la existencia de un grupo militar que, después de haber participado en la anexión de Crimea en 2014, "trasladó sus esfuerzos a Siria a partir del otoño (boreal) de 2015".
Esos profesionales, dirigidos generalmente por ex oficiales de las fuerzas armadas rusas, serían entrenados en la base de Molkino, un territorio militar que pertenece al GRU, el servicio de inteligencia del ejército, en la región de Krasnodar. En esas instalaciones, un nuevo campamento aparece, en efecto, en los mapas satelitales, que no existía en 2014 en los archivos de Google Earth.
En un largo artículo del 25 de agosto, titulado "Fantasmas de guerra. Cómo apareció un ejército ruso privado en Siria", el periódico RBK Daily afirma que un millar de hombres, que trabajan para compañías de seguridad rusas, participaron en combates en Siria.
Citando una fuente anónima del Ministerio de Defensa, la publicación -muy cercana al gobierno- relata que 27 "privados" habrían hallado la muerte en aquel país; un centenar según otro oficial de una de esas compañías.
Esas sociedades, registradas en paraísos fiscales -como Corps Slave, una empresa de seguridad rusa matriculada en Hong Kong-, intervienen en África, sobre todo protegiendo buques frente a las costas de Somalia.
También fueron utilizadas en Siria para vigilar instalaciones petroleras en la región de Homs o de Deir ez-Zor.
Con el tiempo, las misiones de algunas de ellas se transformaron y sus hombres fueron reclutados para participar en los combates. En esa categoría, un nombre no cesa de aparecer: "Wagner".
Esa palabra de código es también el seudónimo del fundador de la milicia, Dimitri Outkine, un ex oficial del GRU. El grupo, constituido por unos 400 hombres, habría participado en combates en el este de Ucrania antes de dirigirse a Siria, en 2015.
Allí intervino en la batalla de Palmira, "liberada" por el ejército sirio del control de Estado Islámico (EI) en marzo pasado. Según RBK, Sergei Tchupov formaba parte del equipo.
Presencia en Siria
Aunque el Ministerio de Defensa sigue desechando las versiones de la prensa, una fuente cercana a la operación afirmó a RBK que entre 1000 y 1600 hombres empleados por Wagner se encuentran en Siria en este momento.
En una extensa investigación, la cadena de televisión británica Sky News consiguió hablar con algunos de esos mercenarios, a pesar de que sus contratos estipulan que deben mantener un absoluto silencio hasta diez años después de terminada su misión.
"Hay dos tipos de combatientes", según Alexander y Dimitri, cuyos nombres fueron cambiados.
"La mayoría va por dinero -cada combatiente recibe unos 3200 dólares por mes- y terminan muertos. Otros pelean por sus ideas, para oponerse a los norteamericanos, a las fuerzas especiales estadounidenses, por una ideología. Esos tienen más posibilidades de sobrevivir", explican.
Putin envía a Siria a sus soldados más duros para terminar con la oposición a Al-Assad. Foto: Reuters / Archivo
"Lo más duro es que, cuando te matan, nunca nadie sabrá dónde ni qué te pasó", dice Dimitri.
Ambos hombres acusaron a los responsables de Wagner de utilizarlos como "carne de cañón" en misiones "suicidas" pensadas para "ablandar" al enemigo antes de hacer intervenir al ejército sirio.
Alexander relató a Sky News la batalla de Palmira.
"Durante el ataque, nos enviaron como avanzada para observar y evaluar la situación. De mi compañía de asalto murieron 18 hombres. Detrás nuestro entraron esas gallinas de [Bashar] Al-Assad que terminaron el trabajo que nosotros hicimos."
Política de engaño
Según ambos hombres, los cuerpos de esos muertos son frecuentemente abandonados en Siria y acusan a las autoridades rusas de practicar una política de engaño y de mentira.
"Nadie sabrá nunca la verdad. A veces, los cuerpos son cremados y los documentos de identidad oficiales dicen que la persona «desapareció en combate». A veces afirman que murió en Donbass (el este de Ucrania). En otras ocasiones, lo disfrazan de «accidente de auto» o algo así", reconoció Alexander.
"¿Y los cuerpos? A veces se los entierra. A veces, no. A veces se les cava un hueco? Todo depende de lo que sientan sus camaradas por el muerto", explicó.
El debate sobre la utilización de mercenarios salió a la luz de la mano de un diputado de la Duma, la Cámara baja del Parlamento ruso. Tres veces, Guennadi Nossovko, miembro de la Comisión de Defensa, propuso a sus pares un proyecto de ley sobre el tema. Tres veces tuvo que retirarlo.
"No conseguí el apoyo de mis colegas. Creo que «arriba» no quieren dar la luz verde", declaró.
Para preservar el secreto, el Ministerio de Defensa ruso estaría considerando transferir los mercenarios de Wagner de Rusia a otros países de la región, como Tayikistán, Nagorno Karabaj o Abjasia, reconoció una fuente del FSB.
"Para el gobierno -concluyó- sería absurdo desmantelar esos grupos que han probado su eficacia."
http://www.lanacion.com.ar/1944059-mercenarios-rusia-lleva-a-siria-una-vieja-practica