Es un compromiso de Bush con Aznar, suspendido en la etapa Zapatero, y que Rajoy recordó a Obama en su reciente visita
El Gobierno de Rajoy maniobra para traer a los astilleros gaditanos el mantenimiento de parte de los sesenta buques estadounidenses de la Sexta Flota del Mediterráneo. Una petición que viene de lejos y que puso sobre la mesa Rajoy durante la visita de Obama a España hace unas semanas.
El USS Mount Whitney, buque de mando de la Sexta Flota estadounidense.
La visita de Obama a España puede haber sido el espaldarazo definitivo para la consecución de un plan que lleva rondando La Moncloa desde hace ya más de una década: que Estados Unidos confíe a los astilleros españoles el mantenimiento de una parte sustancial de sus buques de la Sexta Flota.
Según confirman fuentes diplomáticas a las que ha tenido acceso El Confidencial Digital, este fue uno de los temas que trataron Mariano Rajoy y Barack Obamadurante su encuentro en la Moncloa el pasado 10 de julio.
Tal y como desvelan las voces consultadas por ECD –datos que han quedado reflejados en un informe posterior en manos de Moncloa-, Obama “trasmitió la satisfacción del Pentágono por el apoyo de España en Rota y Morón”. Y se hizo referencia a la “industria” local de los astilleros, que ya han reparado uno de los buques del Escudo Antimisiles.
Las labores de reparación y mantenimiento del ‘Donald Cook’ supusieron –tal y como publicó ECD’- una felicitación expresa de la U.S.Navy a España y a Navantia. El ‘Donald Cook’ se sometió a una revisión rutinaria antes de partir a una misión de patrulla en el Mediterráneo, durante la cual se realizaron varios “ajustes y reparaciones” aseguraban entonces fuentes sindicales de la compañía.
Esas tareas se realizaron “en el tiempo y forma establecidos de antemano, a un coste más que razonable” tal y como valoran los mandos estadounidenses. De hecho, auguran que “vendrán más contratos en un futuro, posiblemente no relacionados con los buques desplegados en Rota”.
Sin embargo, los astilleros españoles perdieron finalmente el contrato de reparación del Mount Whitney, el buque de mando de la flota. Un contrato que se llevaron losastilleros de Croacia y que supuso un varapalo para España, que se veía favorita para conseguirlo.
Según explican las fuentes consultadas, Moncloa se ha propuesto impulsar durante la próxima legislatura un “plan de acción” diplomática que traiga carga de trabajo a los astilleros gaditanos de Navantia. Cada buque supone meses de trabajo para entre 500 y 1.000 trabajadores, y que supone contratos de varios cientos de millones de euros.
Un pacto Bush-Aznar que se canceló por Zapatero
A partir de 2001, los gobiernos de José María Aznar y George Bush comenzaron a estrechar sus relaciones hasta el apoyo español a la Guerra de Irak, escenificado en la denominada Foto de las Azores, que confirmaba a España como uno de los aliados más fiables para Washington.
Por aquel entonces, según recuerdan fuentes militares de la Armada consultadas por El Confidencial Digital, el gobierno español ya tenía muy avanzadas las negociaciones para trasladar buena parte del peso de la Sexta Flota a Rota. Con ella, llegarían cientos de millones de euros mensuales para los astilleros en concepto de contratos de mantenimiento, subsanando así la falta de carga de trabajo casi endémica que sufren los talleres gaditanos.
Sin embargo, el desarrollo de aquel plan sufrió un grave contratiempo. La llegada al gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero provocó un enfriamiento diplomático entre los dos países con pocos precedentes. Una de las primeras decisiones del Ejecutivo socialista fue ordenar la retirada de las tropas españolas de Irak, ejecutada por el ministro José Bono en 2005.
Washington frenó de inmediato cualquier plan para hacer de Rota el centro de las operaciones de su Armada en el Mediterráneo y el Atlántico. En su lugar eligió Italia, concretamente Nápoles, donde quedó instalado definitivamente el Naval Support Activity, centro neurálgico de operaciones y cuartel general de la VI Flota estadounidense.
Según explican las fuentes de la Armada consultadas, Washington lo explicó entonces aludiendo a su necesidad de estabilidad, de apostar por alianzas que no sufrieran giros inesperados atendiendo a cambios presidenciales. “Gobierne quien gobierne un país aliado (sea del signo político que sea), las relaciones militares con Estados Unidos no se deben ver afectadas”, argumentaron entonces.
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