Nínive, capital del imperio nuevo asirio, fue una de las grandes ciudades de la antigüedad
Los yihadistas han derribado con excavadora al menos dos accesos a las ruinas del complejo y parte de las murallas
FRANCISCO CARRIÓN
El Cairo
18/04/2016 11:57
El autodenominado Estado Islámico ha sumado a su largo historial un nuevo crimen contra el patrimonio de la ciudad iraquí de Mosul. Las excavadoras han reducido a escombros varias puertas de la antigua ciudad asiria de Nínive que aún permanecían en pie, vestigios de una de las grandes villas de la antigüedad con más de 2.000 años de historia.
La demolición se produjo hace una semana cuando las máquinas alcanzaron la muralla que rodea un recinto de 750 hectáreas, plantado en mitad de la segunda urbe de Irak y en los alrededores de la confluencia de los ríos Tigris y Josr. "Nuestro corresponsal nos informó de que el 'daesh' [acrónimo en árabe del Estado Islámico] utilizó excavadoras para derribar la puerta de Maskhi después de que los aviones de la coalición internacional [que lidera Estados Unidos] bombardearan la red de teléfonos fijos usada para las comunicaciones internas", explica a EL MUNDO Raafat al Zirari, director de una agencia de noticias que lucha contra el apagón informativo dictado por los yihadistas.
Mashki -"la puerta de los abrevaderos"- fue empleada para el ganado y era uno de los 15 accesos a Nínive, la ciudad que llegó a ser capital del imperio nuevo asirio (911-612 a.C.) y fue arrasada por la alianza de babilonios, medos, persas, caldeos, escitas y cimerios. La puerta había sido reconstruida en adobe hasta perecer a manos de la organización que dirige Abu Bakr al Bagdadi y que ha impuesto su yugo en vastas zonas de Siria e Irak.
Cuatro días después de la destrucción de Mashki, la puerta de Adad y partes de la muralla de Nínive corrieron la misma suerte. Adad -que lleva el nombre de un dios homónimo, deidad de la tormenta para acadios, asirios y babilonios- fue objeto de una reconstrucción que arrancó en la década de 1960 pero que -alcanzada por la turbulenta historia reciente del país árabe- no había concluido. Hasta convertirse en la enésima víctima del IS (Estado Islámico, por sus siglas en inglés), Adad lucía un aspecto irregular, formado por adobe y cemento, y albergaba zonas no excavadas.
No es la primera vez, sin embargo, que las ruinas de Nínive sufren los estragos de los yihadistas. El año pasado la organización se cebó con la puerta de Nergal. Losdos "lamassu" - colosales figuras de unos toros alados icónicos de la civilización asiria- que decoraban el acceso fueron despedazados con taladradoras. La fechoría fue, días más tarde, publicada en vídeo por la división mediática del grupo.
Desde que Mosul fue capturado por el IS en junio de 2014, los yihadistas han perpetrado un crimen continuado contra el rico patrimonio del norte de Irak. Han arrasado la ciudad fortificada de Hatra, capital del imperio Parto y epicentro del primer reino árabe; el museo de Mosul, donde los extremistas desbarataron sus esculturas; las ruinas de Dur Sharrukin, fugaz capital de la civilización asiria durante el reinado de Sargon II; y la espléndida ciudad de Nimrud, una de las cuatro capitales del imperio asirio. La atroz campaña también se ha registrado al otro lado de la frontera, en territorio sirio, con la voladura de varios monumentos de la ciudad de Palmira, arrebatada al IS el mes pasado por las tropas del régimen sirio.
Asimismo, en enero trascendió la noticia de la destrucción de monasterio de Mar Elia (San Elías, en siríaco), en las proximidades de Mosul. El convento, fundado alrededor del 595 d.C., fue borrado del mapa a golpe de explosivos y excavadoras. Los extremistas han mutilado, además, decenas de iglesias y monasterios como el de San Jorge en la llanura de la provincia iraquí de Nínive arrancando cruces y deshaciendo tallas y mosaicos. O los han condenado a perecer bajo la pólvora como les sucedió a la iglesia griega de Ahoadamah o el monasterio de Mar Behnam en suelo iraquí
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