El fundador del Ejército Libre de Siria, Riad Asaad. HASAN YETMEZ / REUTERS
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Aporta más información"Asad ha acabado siendo una marioneta en manos de América y otros países""Estados Unidos puso la semilla de la radicalización para destruir Siria""O se derriba al régimen o esta guerra afectará cada vez a más países"
LLUÍS MIQUEL HURTADO
Estambul
El 29 de julio de 2011, con el ejército disparando y torturando a cientos de manifestantes que exigían democracia en
Siria, un grupo de ocho desertores se alzó contra el gobierno de
Bashar Asad. Al frente iba Riad Asaad (Siria, 1961), un coronel de la Fuerza Aérea, 31 años uniformado, que pergeñó el llamado
Ejército Libre de Siria (ELS). El ELS, de orientación nacionalista y pluriétnica, declaró como objetivos proteger a la población civil y "derribar el sistema".
El ELS fue el primer grupo armado rebelde. Occidente y sus aliados del Golfo, Arabia Saudí y Qatar, lo armaron y financiaron. La cúpula del ELS, basada en suelo turco, veía encaminado el fin del régimen. Pero repentinamente, el 8 de diciembre de 2012, Asaad fue cesado. Desde entonces, el ELS se ha fragmentado en numerosos batallones y ha languidecido, frente a fuerzas islamistas mejor preparadas. Asaad ha sufrido 15 intentos de asesinato, en uno de los cuales perdió su pierna derecha.
Despojado de uniforme y cargo, el general lucha por sostener su solemnidad. Llega a la entrevista cojeando, pero tratando de marcar paso marcial sobre su pierna ortopédica. Su cordialidad inicial y su rictus, afable, no denotan tirantez. Todo cambia a medida que las preguntas le amargan. Entonces se torna parco y críptico. Asaad critica la deriva sectaria del conflicto sirio, y su actual empantanamiento. Desmenuza los acontecimientos que llevaron, en su opinión, a este lodazal.
¿Qué aprendió en 31 años en el ejército sirio?
Que estaba diseñado para sostener al régimen y no para proteger las fronteras de Siria, empoderar al pueblo o garantizar la seguridad del país. Todos los altos rangos eran adeptos al régimen y cómplices de una mafia. Los generales intelectuales, con una visión del país distinta a la del régimen, eran arrestados o expulsados del cuerpo.
¿Se siente traicionado?
Personalmente sí, y no sólo como persona, sino también como revolucionario y ciudadano de Siria.
¿Por qué?
Muchos, entre ellos gente de la misma oposición, han traicionado la revolución.
¿Se refiere a miembros de la Coalición Nacional Siria [representante de la oposición en el exilio reconocida por Occidente, de la que depende el ELS] corrompidos?
Muchos de ellos, intelectuales que llevaban toda la vida viviendo en Europa, han destruido la revolución trabajando sólo para su propio interés, sin hacer propuestas. Era imposible que estas personas representaran a los sirios. Esta misma gente es la que provocó mi expulsión del ELS.
¿Por qué?
No fue personal, sino una discrepancia de objetivos. Yo defendía un mando unificado con un objetivo común. Al rechazarme, abrieron la puerta a que cada facción armada se buscara la financiación por su banda, lo que generó desigualdades y disputas. Había muchos miembros de la Coalición sólo centrados en financiar su propio batallón opositor para fraguarse notoriedad y peso político.
¿Cómo explica la actual radicalización religiosa en el seno opositor?
Occidente puso la semilla de la radicalización, que brotó a finales de 2012. Siria está en un sitio estratégico, junto a Israel y al lado de un Irak en caos. Bashar Asad ha acabado siendo una marioneta en manos de América y otros países.
Pero la decisión de compartir trinchera con grupos vinculados a Al Qaeda fue de ustedes...
Con esos grupos compartimos un objetivo, que es derrocar a Asad. Ya sabe usted de esa máxima que mueve Oriente Próximo: "El enemigo de mi enemigo es mi amigo". Tampoco a EEUU le importó apoyar, en el pasado, a Osama Bin Laden en Afganistán contra los soviéticos. El Oeste y sus aliados han financiado a algunos grupos en concreto para radicalizar la revolución, provocaron que las facciones radicales fuesen más fuertes que las no radicales. La prensa erró al llamar al ELS "oposición armada". No somos oposición, sino revolucionarios, y con esta palabra queremos distinguirnos de los grupos radicales.
¿Podría explicar mejor eso?
Los países del Golfo, que no actúan si no es por orden de EEUU, se dedicaron a financiar a los grupos rebeldes basándose en criterios ideológicos, primando a aquellos más islamistas. Eso los hizo más fuertes que los no islamistas y motivó deserciones por puro interés económico. EEUU forzó así la radicalización de la oposición siria para realizar su visión [de Siria] para el futuro. Occidente buscaba radicalizar Siria para destruirla. Yo mismo dije a EEUU, al principio de la revolución, que no queríamos luchar. Que si ellos forzaban la caída del régimen nosotros dejaríamos las armas. El pueblo sirio no es guerrero, no queremos matar. Pero no nos ayudaron a derrocar a Asad, sino que se limitaron a introducir armas en Siria para crear un ejército con el que enfrentarse al otro, por lo que nos tocó guerrear.
¿Está EEUU presionando a la oposición para que se una a las fuerzas kurdas y combatir únicamente contra el autodenominado Estado Islámico?
Desde 2012 no he tenido ningún contacto con EEUU, pero sabemos que se están moviendo para apoyar a los kurdos separatistas. Los alienta para que formen un país propio. La razón de ello es dividir Siria, desintegrar su propia identidad, y acabar mostrando a Bashar Asad como el único político que puede unificarla y traer estabilidad al país.
Le noto irritado con EEUU...
Tampoco es que esté obsesionado con ellos. Pero prometieron democracia en Irak y ya visteis lo que hay. EEUU declaraba a algunas organizaciones "terroristas" mientras financiaba a otras similares. En Siria, pese a arremeter contra Asad, lidian la guerra de una forma en que lo mantienen en el poder. Ellos pudieron intimidar a Asad y forzarlo a dar un paso atrás, pero en cambio, optaron por introducir armas y más armas en Siria. Incluso cuando [en agosto de 2013] ocurrió el ataque químico sobre Guta [Washington había dicho antes que un ataque químico sería su "línea roja" para intervenir en Siria], y teniendo informes que mostraban la disposición de numerosos generales del ejército sirio de desertar, EEUU no actuó. Su política errática en Siria ha sido un gran error, y nos ha acabado forzando, a los sirios, a elegir entre Asad o el terrorismo [del Estado Islámico].
Así que, en su opinión, la victoria sobre Asad ¿se lograba sólo con presión en las calles e intimidación internacional?
Obviamente, Asad usó fuerza militar en las calles contra la población, así que queríamos que los poderes extranjeros infligieran poder militar sobre Asad para derribarlo. Es importante recordar que la gente no quería un relevo total del Gobierno, sino la salida de Asad y la caída de su aparato de Seguridad, que conforma una mafia.
Entre tanto grupo armado radical, ¿queda hoy ELS en Siria?
No podemos saber el número exacto [David Cameron dijo, recientemente, que había 70.000 milicianos] pero estoy trabajando diariamente para unificarlos, un objetivo que difiere del de la Coalición Nacional Siria. La falta de unidad nos ha debilitado. La unidad es lo que da la fuerza, no el dedicarse a repartirse sillas y cargos o alimentar un conflicto sectario. El ELS contó desde el principio con militares alauitas [tradicionalmente adeptos a Asad por compartir secta], pero la comunidad internacional desechó una visión nacionalista de Siria y optó por abrir la vía sectaria. Aunque dejara el liderazgo del ELS sigo en contacto con sus brigadas, y sé que si tomara la palabra muchas de ellas me obedecerían. Siempre estuve en contra de combatir en nombre del Islam, y eso enfrentó con muchas facciones y granjeó muchos enemigos entre los islamistas. Sospecho de su implicación en los intentos de asesinato que he sufrido. Insisto, yo personalmente acudí a [el líder druso libanés] Walid Jumblatt y a los kurdos, y los animé a mantenerse con nosotros. El levantamiento sirio inicialmente no fue sectario, sino que fue la influencia extranjera la que forzó esta deriva sectaria. La oposición venida desde fuera de Siria jamás representó al pueblo sirio.
¿Cómo ve la situación actual en Siria?
Me duele ver lo que hay. Hay una ocupación iraní y rusa, que no durará porque seguiremos luchando. Pero actualmente, por lo general, cada facción [opositora] se mueve en una dirección, y no todos luchan por la unidad nacional.Cuando se logre el objetivo común y el régimen se acabe, la gente tendrá suficiente fuerza como para suprimir a los radicales. O el Oeste derriba a Asad y entrega Siria a los sirios, o esta guerra se prolongará de forma que afectará a cada vez más países.
¿Ve futuro en la última resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, que planea un alto al fuego general y elecciones en 18 meses?
No hay solución política en Siria a menos que haya sitio para la defensa de los Derechos Humanos. Para eso primero Asad tiene que irse de Siria, y dejar que los sirios, en un ambiente seguro y estable, decidir qué país quieren. Ahora hay cinco o seis millones de refugiados fuera de Siria. Si celebrásemos elecciones en estas condiciones sólo podrían hacerse en zonas bajo control de Asad, por lo que no serían efectivas. El contexto de hoy no es apropiado para unas elecciones, en medio de bombardeos, con asedios como el que sufre
Madaya... ¿dónde está la ONU?
¿Cree que el radicalismo islamista de la oposición ha hecho que la revolución pierda la guerra de la propaganda en beneficio de Asad?
La falta de una oposición que representara apropiadamente al pueblo sirio en Europa y Occidente ha llevado consigo esta consecuencia. De haber una buena representación, se hubiese entendido [en el exterior] lo que ocurría realmente sobre el terreno.
¿No le parece contradictorio que, sobre el terreno, los rebeldes estén luchando en Siria, a favor de una democracia, de la mano de algunos grupos como el Frente Nusra [brazo de Al Qaeda en Siria] y el salafista Ahrar al Sham?
Me he sentado con esos grupos muchas veces. Gradualmente, sus posturas se están inclinando hacia el respeto por una nación siria democrática. Pero nada garantiza hoy que EEUU o Rusia no bombardeen a sus líderes. El secreto es crear un marco en Siria que los fuerce a aceptar un mandato democrático. Ellos se inclinarían por aceptarlo.
Pero, en sus comunicados, algunos de estos grupos se han pronunciado abiertamente por un Estado basado en el Islam en Siria.
Estos comunicados son una reacción a las hostilidades de EEUU, Rusia y Asad. Cuando hablas cara a cara con estas facciones ves que rebajan su tono religioso, y reconocen que el futuro requerirá balancear esta postura. Confío plenamente en que podamos trabajar con ellos, pero las matanzas deben acabarse. Por otra parte, veo las resoluciones que instan a una Siria secular como una forma de predefinir la ideología de la gente. Primero luchemos para instaurar una democracia en Siria, y luego dejemos que la gente reivindique libremente su fe. Occidente pretende secularizar sin preguntar a los sirios qué quieren. ¿Y garantizan ellos así la democracia? Ya lo vimos en Irak y en Egipto. Ni siquiera, ya, unas elecciones te garantizan una democracia.
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