Informes de inteligencia –del CIFAS y el CNI- insisten desde hace meses en el riesgo de que se instale en el ‘patio trasero’ de España una réplica del Estado Islámico
Libia es en estos momentos el mayor motivo de preocupación para la seguridad española. Así lo certifican los informes que durante los últimos meses ha recibido el Gobierno, que definen la situación como un “polvorín a punto de estallar”. La amenaza es de tal magnitud que no se descarta una intervención militar junto a Francia.
Un combate entre milicianos en Libia.
Según ha sabido El Confidencial Digital de fuentes del ámbito de la inteligencia militar española, en los últimos meses se ha estado analizando concienzudamente la situación política y social de Libia. Y las conclusiones de los informes resultantes apuntan a un grave problema para los intereses españoles y la seguridad –no sólo en la zona, sino también para todo el territorio español.
Informes de inteligencia: es un “polvorín”
Los datos, recabados, verificados y analizados por el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y el Centro de Inteligencia de las Fuerzas Armadas (CIFAS), apuntan a un probable empeoramiento de la situación del país, considerado en estos momentos como un ‘Estado fallido’.
En caso de que alguna de las milicias islamistas que luchan actualmente por el control del país se haga con el poder, el territorio se convertirá en un nuevo santuario para el integrismo, tal y como ocurre con el Estado Islámico en parte de Irak y Siria.
“En caso de que la situación en Libia se descontrole, se podría crear un nuevo Estado Islámico en el ‘patio trasero’ de España. De todos los escenarios en los que España ha estado presente en la última década, Libia es sin duda el más determinante para nuestros intereses”, asegura una fuente de inteligencia a la que ha tenido acceso ECD.
Estos informes alertaron a Moncloa hace mesesde la situación de peligro en la que se encontraban algunas de las empresas españolas que operan en Libia. Se recomendó entonces reforzar la seguridad o abandonar el país.
En este contexto hay que entender lo sucedido recientemente con la petrolera Repsol, que trabajaba hasta hace unos meses en los pozos petrolíferoslibios y decidió de forma repentina repatriar a sus empleados: vea lainformación adelantada entonces por ECD.
Solución principal: el diálogo
Este miércoles se celebró en Madrid una cumbre internacional, organizada por el Ministerio de Exteriores, para analizar la situación y tratar de elaborar una ‘hoja de ruta’ para la pacificación de la zona y lograr un alto el fuego entremilicias.
Las conclusiones de esa reunión de alto nivel, en la que estuvieron presentes una veintena de representantes internacionales, apuntaron al “diálogo nacional incluyente” como solución al conflicto y única medida para evitar una guerra civil.
Entre los asistentes se encontraba Bernardino León, enviado especial de la ONU para Libia desde el pasado mes de agosto, un nombramiento nada inocente, atendiendo a estos informes de inteligencia. Se ha reforzado el papel diplomático de España en este frente.
En su intervención de ayer, Bernardino León advirtió de que “habrá consecuencias muy graves para la paz y la seguridad mundiales” en caso de que no se encuentre una fórmula rápida de pacificación para el país.
Sin embargo, los planes de contingencia que maneja Moncloa van más allá del diálogo y la diplomacia. Según las fuentes consultadas por ECD, España baraja participar en algún tipo de intervención militar en caso de que la vía del diálogo resulte fallida.
Una operación militar en Libia
De momento, la opción militar no es la prioritaria para España ni para sus socios europeos. Pero tampoco es “descartable”. Entre quienes apuestan por frenar a las milicias radicales libias por medio de la fuerza se encuentran algunas monarquías del Golfo, que según las fuentes citadas, están “presionando a países europeos, sobre todo Francia y España, para que se involucren en este escenario”.
De hecho, países como Emiratos Árabes Unidos ya han llevado a cabo recientemente operaciones militares en la zona. Hace un mes, aviones emiratís bombardearon campamentos de miliciasrebeldes radicales con la ayuda de Egipto.
En caso de que España decidiese optar por la vía militar, explican fuentes militares, el responsable de la operación sería Francia. La intervención militar, de acuerdo a estas voces, es una de las opciones incluida dentro de los informes de inteligencia que ha estado recibiendo Defensa y Moncloa.
La no intervención en Ucrania e Irak
ECD informaba esta misma semana de la advertencia realizada por la OTAN a España por su tibio compromiso con la respuesta internacional en Ucrania e Irak durante la cumbre de Newport (Gales). Una circunstancia que quedó en evidencia al quedar los representantes españoles excluidos de dos reuniones para tratar estos asuntos.
España se declaró dispuesta a colaborar, pero de forma logística. Hasta el momento, tan sólo ha trascendido un ofrecimiento para el envío de 25.000 fusiles sin uso a Irak. Este miércoles también se anunció que España aportará 130 militares y una batería de misiles Patriot. Una escasa implicación militar: los compromisos internacionales y el estrecho margen económico en materia de Defensa no permitían más.
Pues bien. Según las fuentes militares consultadas por El Confidencial Digital, la previsión de un empeoramiento de la seguridad en Libia y la opción de una intervención militar en dicho país han sido determinantes para fijar la posición de España en Newport.
España, dicen, debe “dosificar su fuerza”, ya que llegado el caso, podría tener que hacer “un esfuerzo con Libia”. La intervención en otros frentes es “utópica”, mientras que preocupa –y mucho- ese “patio trasero” donde hay muchos intereses españoles en juego.
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