Por Waldo Mendiluza
Naciones Unidas, 24 abr (PL) Siria vuelve a enfrentar una cruzada de Occidente y sus aliados sobre el uso de armas químicas en el conflicto, justo cuando está cerca de cumplir su compromiso de destruir o extraer esos agentes.Las noticias corren al unísono. Damasco eliminó o sacó de la nación levantina alrededor del 90 por ciento de las sustancias peligrosas y retornan a los grandes medios los discursos amenazantes que le atribuyen el reciente empleo por sus tropas de gas cloro en varias partes del país.
Se trata de un escenario que no es nuevo, pues el año pasado, Estados Unidos anunció una intervención militar en Siria, luego de acusar al gobierno de Bashar al Assad de gasear a civiles, pese a carecer de pruebas de tales hechos.
Una iniciativa rusa y la decisión de Damasco de unirse a la Convención de Armas Químicas frustraron la aventura bélica y llevó a una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que fijó como límite el 30 de junio de 2014 para el desmantelamiento de los agentes peligrosos.
Según el embajador sirio ante la ONU, Bashar Jaafari, la nueva campaña busca además afectar el proceso electoral puesto en marcha por el país árabe, donde extremistas y mercenarios apoyados con abundantes recursos extranjeros intentan derrocar a al Assad desde 2011, en sintonía con el cambio de régimen promovido por Washington y sus aliados.
"Rechazamos categóricamente el uso de armas químicas y las recientes alegaciones del empleo de gas cloro por las tropas sirias o grupos afiliados", advirtió el diplomático la víspera en un encuentro con la prensa, tras una sesión del Consejo.
El órgano de 15 miembros escuchó a puertas cerradas un informe de la experta holandesa Sigrid Kaag, coordinadora de la Misión Conjunta de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) y la ONU para supervisar el desmantelamiento de los artefactos.
Kaag reconoció los avances en el terreno, pese a las condiciones de inseguridad propias del conflicto y del accionar de terroristas, quienes han atacado convoyes con sustancias químicas e instalaciones del puerto de Latakia, por donde se embarcan los agentes que serán neutralizados en alta mar.
"No sólo se ha conseguido un sólido avance sino que hay indicaciones bien claras del compromiso gubernamental de respetar y cumplir el plazo establecido (30 de junio), a menos que, por supuesto, sigan los ataques terroristas a los convoyes", señaló Jaafari.
En los últimos días, funcionarios, diplomáticos y medios de prensa occidentales han devuelto a la palestra el tema del supuesto uso de armas químicas por Siria.
El Departamento de Estado norteamericano aseguró que investiga los casos denunciados por los extremistas, y lanzó el pasado martes -a través del vocero Jen Psaki- la advertencia de que "la utilización de cualquier agente tóxico con la intención de provocar muerte o daños es una clara violación de la Convención".
Washington ha mantenido un estrecho seguimiento al proceso de destrucción de las armas químicas en Siria, y aprovechó a principios de año los retrasos en el cronograma de extracción para amenazar a Damasco.
Las autoridades de la nación levantina atribuyeron las demoras en las operaciones por el puerto de Latakia a los ataques terroristas y a dificultades logísticas, situaciones enfrentadas con éxito, a juzgar por los avances de las últimas semanas y las propias declaraciones de la Misión Conjunta OPAQ/ONU.
A finales de 2013, un equipo de científicos activado por Naciones Unidas verificó el uso de sustancias químicas en Siria, aunque sin responsabilizar a ninguna de las partes en conflicto.
Según los expertos, se recolectaron evidencias "claras y convincentes" de la utilización de sarín en Ghouta, el 21 de agosto, así como elementos que apuntan al probable uso de armas químicas en Khan al Asal, Jobar, Saraqueb y Ashrafiah Sahnaya, aunque sin corroborarlo por la falta de pruebas determinantes.
A raíz del informe, Rusia aseveró que los letales artefactos fueron una provocación para propiciar la intervención militar estadounidense en aquel país árabe.
Las denuncias realizadas la víspera por Jaafari colocan otra vez en la palestra el empleo de campañas sobre las armas químicas como un salvavidas por quienes ven con preocupación los triunfos militares de Damasco y su determinación soberana de realizar elecciones el próximo 3 de junio.
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