EEUU está realizando grandes esfuerzos para negar las evidencias que sugieren que el EI derribó a un avión militar de la Fuerza Aérea Jordana el miércoles 24 de diciembre sobre la ciudad siria de Raqaa. Este hecho llevó a la captura del teniente Muath al Kasaesbeh, el primer piloto árabe en ser capturado por el EI. El Mando Central de EEUU afirmó que “se trató de un accidente del avión y éste no fue derribado por el EI”.
Según el sitio israelí Debka.com, esta declaración del Pentágono se contradice con la declaración anterior del ministro de Información jordano, Mohammad Mumani, que dijo que el avión había sido alcanzado por un misil antiaéreo portátil y con fuentes militares y de inteligencia israelíes que afirman estar seguras de que un misil portátil derribó el avión jordano, que realizaba un pase a baja altitud sobre el cuartel general del EI en la ciudad de Raqqa.
Según Debka.com, los jordanos están haciendo gestiones intensas para que el EI no ejecute al piloto, que pertenece a la tribu de Bararsha, oriunda del sur de Jordania, de la que provienen varios generales del Ejército. Varios jefes tribales intentar utilizar sus influencias para lograr su liberación.
En realidad, la actitud de EEUU refleja su temor a que los países árabes que forman parte de la coalición anti-EI, a la que se unieron con reticencias y de mala gana, deserten por temor a ver a sus pilotos en una situación tan comprometida. Si Jordania se retira de la campaña aérea, los otros países -Arabia Saudí, EAU y Bahrein- podrían hacer lo mismo, lo cual dejaría a EEUU sin su “cobertura” árabe.
EEUU teme que el EI utilice al piloto jordano capturado en acciones de propaganda con el fin de atemorizar a otros pilotos árabes para que no participen en las misiones aéreas.
Algunas informaciones señalan que el EI utiliza el sur de Jordania ahora para comunicarse y enviar suministros a los miembros de su organización que se encuentran en el Sinaí egipcio y en el este de Libia con el fin de hacer su lucha lo más global posible.
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