Tu pilila es pequeña, Guindos
Agosto dispersa a los españoles y los adormece. El Fondo Monetario Internacional y el inefable Oli Rehn sugieren que, aprovechando que los españoles están adormecidos, sería buen momento para bajarles el sueldo un 10% (más). Ya estamos acostumbrados al empleo táctico del verano: cambio express de la intocable constitución, bajadas de sueldo y despidos masivos en el sector público; ahora, parece, destrucción de lo que queda del sector naval y más bajadas de sueldo. No pasa nada: además de sueño, tenemos demasiado miedo.
Lo único que pasaría si se bajaran los sueldos (¿cómo lo van a hacer, por Real Decreto-Ley?) sería que el margen de beneficios de las grandes empresas aumentaría un 10%. Así se contrataría más gente, dicen. ¿Por qué? Teniendo en cuenta que una parte importante de los españoles cobran un sueldo que no les permite vivir por sí mismos -debido principalmente al precio de la vivienda, ya sea en propiedad o en alquiler, da lo mismo- un 10% menos de ingresos haría bajar aún más el consumo y lo único que produciría sería más paro. ¿Para qué voy a contratar a alguien si la gente no puede comprar mis productos? Es uno de los males de la escuela de Chicago: no se han enterado de que el trabajador y el consumidor son la misma persona. Bueno, sí, pero como lo suyo es la economía especulativa, la de verdad les da lo mismo.
Una cosa son los costes laborales, y otra los salarios. Bajar los costes laborales sería muy bueno, pero no los salarios. Lo que hay que bajar son las cotizaciones de las empresas y autónomos a la Seguridad Social, que es uno de los problemas de este país: un impuesto directo del 38% sobre cada puesto de trabajo. Muchas pequeñas y medianas empresas han tenido que cerrar porque no podían pagarlo. Empresas que se han endeudado para poder pagar los sueldos a fin de mes y que se han encontrado con que la Seguridad Social no les ha aceptado ningún tipo de acuerdo, que les han embargado por su deuda en cotizaciones, que han obligado a pagar a la Seguridad Social dejando a los trabajadores sin cobrar y que, finalmente, han obligado a cerrar la empresa, mandando a los trabajadores a la calle y obligando al Estado a pagarles el paro. Qué más da, es problema de otra administración. Los burócratas son tan dañinos como los especuladores financieros.
No hay diagnóstico de la situación real. Entre otras cosas, porque los señores que nos pastorean gobiernan, no tienen la más mínima experiencia de lo que es una empresa, ni de lo que es trabajar: no lo han hecho nunca. No se puede acabar con el paro, o reducirlo a unos niveles racionales, atacando al paro, ni gastando el dinero que debería ir a inversiones sensatas (generadoras de empleo) en repetir las mismas políticas de “fomento del empleo” que llevan siendo inútiles desde los años 80. Claro que, serán inútiles, pero sirven para financiar a los sindicatos y las organizaciones empresariales vía “formación”.
¿Cuáles son las causas del paro? Que las empresas van mal. ¿Por qué van mal? Según la doctrina oficial, porque no tienen acceso al crédito. ¿Por qué no tienen acceso al crédito? Porque van mal. Círculo vicioso: por ahí no hay nada que hacer. Para romper un círculo vicioso, hay que recurrir a recursos que estén fuera del círculo.
¿Por qué las empresas necesitan crédito? Mejor: ¿por qué una empresa que va bien necesita crédito? Porque no tiene liquidez. ¿Por qué no tiene liquidez? Porque sus clientes le pagan tarde y mal. ¿Por qué le pagan tarde y mal? Por dos motivos, según el tipo de cliente:
a) Porque el cliente tampoco tiene liquidez. Esto en el caso de una empresa de nivel semejante al proveedor que cobra tarde y mal: al cliente le pasa lo mismo.
b) Porque no le da la gana pagar a tiempo. Esto en el caso de la Administración y de las grandes empresas que subcontratan a otras. Aquí está el origen de la cadena. Por supuesto, estas, por lo general, no tienen problemas de crédito.
¿Por qué la Administración y las grandes empresas pueden pagar tarde y mal a sus proveedores? Pues eso, porque pueden: pueden imponer a las empresas menores sus precios y sus calendarios de pagos porque, si las empresas menores no los aceptan, nunca más volverán a contratar con ellas y ya pueden ir echando el cierre. Esto se llama abuso de posición dominante.
Hay motivos adicionales para la falta de liquidez. Uno de ellos se llama IVA. La delirante normativa española sobre el IVA obliga a las empresas que emiten una factura a pagar a Hacienda el IVA de dicha factura (por lo general, el 21%) cuando emite la factura, aunque no la cobre. Aunque tarde un año en cobrarla. Aunque tarde un año en cobrarla y quien se la deba sea una administración pública. Eso a Hacienda le viene muy bien, porque las empresas y autónomos le adelantan el dinero (o sea, le hacen un préstamo) sin intereses. También les venía muy bien a los bancos, como es lógico, porque, cuando daban crédito, se obligaba a las empresas a pedir crédito para prestarle ese dinero a Hacienda. ¿Por qué pasa esto? Porque al Gobierno le da la gana. Porque puede hacerlo.
Los otros motivos principales de la falta de liquidez de las empresas son los costes de dos elementos esenciales: la energía y los carburantes. Los precios de la electricidad y de los carburantes son de los más elevados de Europa. Eso implica un sobrecoste en la producción y el transporte que encarece, lógicamente, el producto final. Reduce el consumo interno y la competitividad en el exterior. ¿Por qué pasa esto? Pues porque las empresas eléctricas y las petroleras son muy poquitas, muy poderosas y ponen los precios que les da la gana poner. Obviamente, se ponen de acuerdo para hacerlo, lo que constituye una infracción de las normas de la competencia, como alerta periódicamente la Comisión de Defensa de la Competencia, que periódicamente propone sanciones que luego el Gobierno deja en nada. Lo único, que, además de infracción de las normas sobre competencia, en el Código Penal existe un delito que se llama “maquinaciones para alterar el precio de las cosas”. Uno de esos delitos que parece que no existen. Además, por algo el Gobierno va a hacer desaparecer la Comisión de Defensa de la Competencia, cosa lógica, visto para lo que ha servido hasta ahora. Es conocida la lista de políticos que han tenido responsabilidades de gobierno que hoy día cobran por figurar en consejos de administración de este tipo de empresas. – “!Pero eso no tiene nada que ver!” – “No, señora, no tiene nada que ver”.
En resumidas cuentas y cómo se preguntaba Babushka: ¿Qué hacer?
Pues una modesta proposición sería:
1º) Establecer, para todo el mundo, el criterio de caja para el IVA: el IVA se paga cuando se cobre. Punto. Esto se podría hacer en el próximo consejo de ministros.
2º) Reducir un 50% la cotización a la Seguridad Social de los autónomos y las empresas y financiar el resto de las pensiones vía impuestos. Hay que considerar las cotizaciones como lo que son: un impuesto. Esto es mucho más complicado por la ingente cantidad de millones que supone. Pero, teniendo en cuenta por una parte que, en la actual situación, los ingresos de la Seguridad Social ya se han reducido brutalmente y, por otra parte, que en la actual situación y con la normativa actual una parte sustancial de los menores de –digamos- 40 años no van a alcanzar a cobrar una pensión digna de tal nombre, por lo menos aumentaría la contratación y la gente tendría para vivir ahora. El aumento de contratos aumentaría los ingresos de la Seguridad Social. No lo suficiente, ni de lejos, para cubrir las pensiones actuales, pero algo. Además, se pueden obtener más ingresos y reducir gastos por otras vías. Por ejemplo:
3º) Una vez reducidas las cotizaciones a la Seguridad Social, reducir proporcionalmente las bonificaciones y exenciones fiscales de las empresas, sobre todo de las grandes empresas.
4º) Aplicar la reforma laboral –que no se está haciendo- para obligar a las empresas que prejubilen trabajadores o los hayan prejubilado desde que entró en vigor la reforma, a que asuman los costes de dichas prejubilaciones.
5º) Eliminar el 100% de las subvenciones, directas e indirectas (como exenciones fiscales) a partidos políticos, sindicatos y organizaciones empresariales, y a todas las fundaciones, empresas y ONGs dependientes o relacionadas con ellos. Que se financien por las cuotas de sus afiliados o por los recursos que puedan obtener, incluso donaciones, siempre y cuando sean transparentes, para que todos los ciudadanos sepamos, a la hora de votar, a quién representan. Un partido o un sindicato o una organización empresarial no tiene por qué tener personal contratado, sino voluntarios; no tiene por qué tener propiedades inmobiliarias. Si quiere hacer campañas de propaganda, que las paguen de su bolsillo.
6º) Eliminar el 100% de las subvenciones, directas e indirectas a todas las organizaciones religiosas. Que se financien de las contribuciones de sus fieles, siempre y cuando sean transparentes y que las declaren todas, incluidos los cepillos de las iglesias y los sobres de las bodas y bautizos. Que paguen sus impuestos como cualquier otra empresa. Aquí va incluido que alguien independiente que entienda del sector eléctrico se ocupe de redactar por fin una normativa racional, haya que cambiar lo que haya que cambiar.
7º) Aplicar la ley, como a cualquier otra empresa, a las empresas deportivas; especialmente en cuanto a sus deudas con Hacienda y la Seguridad Social. Si hay que embargar todos sus bienes y liquidar la mitad de los clubs de fútbol, hágase.
8º) Aplicar a rajatabla la normativa de defensa de la competencia, dotando de medios y capacidad ejecutiva al organismo regulador y aplicando sanciones no rentables para las empresas infractoras. Aplicar el Código Penal a los directivos responsables de las maquinaciones para alterar el precio de las cosas.
9º) Dotar de medios y de competencias a la Intervención General del Estado para inspeccionar las adjudicaciones de suministros, obras y servicios de todas las Administraciones y dar material a la fiscalía anticorrupción (a la que también habría que dotar de más medios). Esto supondría, no sólo comprobar que los procesos son correctos formalmente, sino que los precios se corresponden con los reales del mercado. Para ello habría que incorporar técnicos especialistas, como por ejemplo, aparejadores y delineantes, o informáticos y, por supuesto, agregar una unidad especial de la Guardia Civil que imponga respeto con sus fusiles de asalto cuando entren a registrar los archivos de una dirección general, una consejería o un ayuntamiento. Aunque no me gustan las denuncias anónimas, en este caso propondría establecer un sistema de denuncias anónimas para que los propios trabajadores públicos comuniquen los casos de corrupción de que tengan conocimiento. Las licitaciones que se desvíen más de la cuenta de los precios de mercado, deberían considerarse, como mínimo, malversación de caudales públicos.
10º) Hay muchísimas más medidas posibles: incluir en el Código Penal el empleo de papel couché e impresión en color en la Administración pública, aunque sea sólo el membrete, así como el diseño de logotipos y demás farfollas. La Administración no es una empresa, no tiene que gastar en publicidad. Eliminar cualquier gasto en publicidad de la Administración, salvo que sea para informar a los ciudadanos de algo a lo que tengan derecho y no lo sepan. Considerar delito de malversación de caudales públicos los actos de inauguración de instalaciones e infraestructuras, así como los actos de toma de posesión de cargos públicos. Si quieren dar un vino a los colegas, que se vayan a un bar y lo paguen de su bolsillo. Lo mismo con el uso de aplicaciones informáticas que no sean propias de la Administración o software libre. En fin, a cualquiera se le ocurren más ideas en esta línea.
11º) Promover, en la Unión Europea, que las normas sobre libre comercio impliquen reciprocidad, en el sentido de que no hay igualdad de condiciones si, por ejemplo, las fábricas textiles deslocalizadas a Bangladesh emplean mano de obra semiesclava en condiciones infrahumanas, o si la construcción naval en Corea del Sur o Malasia cuenta con ayudas públicas prohibidas en la Unión Europea: poner unos aranceles de esos disuasorios. Eso no es proteccionismo, es equilibrar la balanza.
- Muy bien, pero nada de esto se va a hacer.
-¿Por qué?
- Hombre… (sonrisa condescendiente)
- ¿Está Vd. llamando delincuentes a nuestros gobernantes, caballero?
Felices vacaciones, a quien las tenga.
Esto lo dijo pcbcarp a las
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