Foto: Izvestia/Vladímir Suvórov
El diario ruso Izvestia, que cita una fuente del Ministerio de Defensa, informa de la elaboración en Rusia del sistema revolucionario de guiado de misiles balísticos Vozzvanie (Llamamiento). Su puesta en explotación a la larga puede hacer inútil el sistema de defensa antimisiles.
La esencia del proyecto Vozzvanie consiste en que el sistema automatizado de guiado de los misiles por las tropas estratégicas puede transmitir órdenes a los misiles balísticos que ya despegaron hacia el objetivo, modificando su trayectoria y hasta indicando nuevos objetivos. Esto permite reaccionar a cualquier cambio de la situación, por ejemplo, a los primeros resultados del empleo por el enemigo del escudo antimisiles. En caso de necesidad, los misiles pueden ser dirigidos por trayectorias que no atraviesan las zonas en que existe la probabilidad de que los misiles sean abatidos. Los objetivos del misil pueden ser precisados durante el vuelo. Se parte del supuesto de que Vozzvanie pueda interaccionar con los nuevos misiles balísticos rusos Topol-M y Yars. A ellos puede sumarse en el futuro misil balístico pesado intercontinental, que se encuentra en proceso de elaboración.
La imprevisibilidad de las trayectorias de vuelo de los misiles hace totalmente imposible su intercepción. A pesar de que los modernos misiles rusos con gran maniobrabilidad de las cabezas de combate, con la reserva de objetivos falsos y las estaciones generadoras de interferencias, de por sí son invulnerables para los actuales medios de defensa norteamericanos, la dirigencia rusa procura asegurarse mejor ante cualquier sorpresa. Sin duda alguna, la ejecución de semejante proyecto es extremadamente complicada y requiere muchos años de esfuerzos, pero el resultado puede influir no solo sobre las armas estratégicas.
Teóricamente esa misma tecnología de reorientación de los misiles podría ser aplicada a los misiles balísticos de mediano y corto alcance con ojivas convencionales, que se utilizan ampliamente en las guerras locales. Rusia, en el marco de los acuerdos sellados con EEUU, no tiene derecho a fabricar misiles de alcance medio y actualmente solo produce en cantidades limitadas misiles de corto alcance Iskander.
Por otra parte, China posee un enorme arsenal de misiles balísticos de mediano y corto alcance con ojivas no nucleares. Estos misiles son un importante componente militar para el caso de un conflicto con EEUU, la única posibilidad de compensar la eventual supremacía norteamericana en al aire en caso de que se desate tal conflicto. De ahí que China acoja en términos negativos el despliegue en Asia de nuevos sistemas de defensa antimisiles con base en tierra y en el mar.
Teóricamente la nueva tecnología, en caso de ser operativa y útil para su empleo masivo, inutilizará el escudo antimisiles. Como mínimo, disminuirá sensiblemente el área de su aplicación, permitiendo solo la defensa cercana de algunos objetos. La introducción por doquier de sistemas de mando automatizados en el ejército chino, que unifican a diferentes unidades de las fuerzas armadas, permitirá utilizar los misiles aún con mayor eficacia, reorientándolos a la hora de recibir datos de inteligencia de los aviones de la Fuerza Aérea o de satélites espías.
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